EL DUO DE ELÉCTRÓNICA NOS HABLA DE SU FORMA DE HACER MÚSICA.
«En las pistas de electrónica suele haber una comunión de mucho amor«
¿Cómo unos antiguos rockeros, seguidores de los Beatles, de Radiohead, etc. dan el paso a la electrónica.?
Sí, hace mucho tiempo que se giró, ahora te diría que hace 10 años, tal vez un poquito menos, 9 años, veníamos de un mundo de mucho rock, a veces Beatles y Radiohead son dos bandas que sintetizan mucho en toda nuestra búsqueda, y en un momento del camino conocimos la electrónica, que fue una influencia muy grande, no solo en términos musicales, sino casi en términos conceptuales, había un montón de cosas que pasaban en una fiesta que para nosotros era algo totalmente novedoso, que se escapaba de todos los lenguajes que habitábamos en ese entonces, ¿no? Escénicos, iluminación, había un montón de esquemas que se rompían y ahí es donde tomamos la determinación de incorporar ese lenguaje como propio o tratar de hacerlo propio, y obviamente en una primera instancia muy adolescente, rudimentaria, nutritiva, ¿no? Sin recursos, casi te diría… y conforme fueron avanzando los años, Marco por ejemplo se compró unas bandejas, vivíamos juntos y pasábamos todo el día pasando música, aprendiendo a pinchar, que decimos allá, después aprendimos a producir, aprendimos a hacer tracks, y fuimos incorporando el lenguaje de electrónica desde todos los ángulos que podíamos abordarlo, y eso se fue trasladando a nuestra música, nuestros discos, nuestras canciones, y disco a disco fue un poco una fotografía de esa evolución, o ese camino.
Estamos de enhorabuena, habéis ganado un premio Conex. ¿Qué significa ese reconocimiento para vosotros?
Siempre ese tipo de tendencias son un empujoncito hacia adelante. Es una caricia al alma.
Aparte, estamos en ese mismo premio en la categoría electrónica al lado de artistas muy grandes, como Hernán Cattáneo. Así que nada, la verdad que eso, como un poquito de nafta para seguir.
Primero Artificial, vuestro último álbum, luego llegó Desconfiguración Vol. 4. ¿Va a ser la tónica de vuestros trabajos? Es decir, ¿habrá otro disco y luego Desconfiguración Vol. 5?
Exactamente. Esa es la idea. Este es volumen 4, después de cada disco, al principio, hicimos un Desconfiguración. Al principio no teníamos tan claro de qué iba a ser un modus operandi electrónico. Pero bueno, eso está más que establecido.

Empezáis con vuestra gira europea. Habéis actuado hace poco en Ibiza, junto a Nick Warren. ¿Qué tal la experiencia? Aunque ya habéis trabajado con él antes.
Mira, todo lo que hizo el MIG empezó este año de casualidad, casi te diría. Porque nosotros estábamos tocando en una fiesta en Punta del Este. Ahí lo conocimos. Tuvimos una charla muy amena sobre música. Y ahí comenzamos a tirar ideas. Una de ellas fue que participe en el lanzamiento de Remixes. Fue un sueño cumplido para nosotros. Y hace poco, en esta fecha en Ibiza, surgió. La primera vez que estábamos en Ibiza fue antes de ayer, creo. O hace tres días. Y ya estuvo Remixes bien. Pasó música bien del sur. Así que fue una noche increíble.
Bueno, Alemania, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Países Bajos, Suecia, Italia, os recorréis toda Europa para luego terminar en España: Madrid, Barcelona, Valencia, Mallorca. ¿Tenéis ya seguidores consolidados en Europa? Es decir, ¿a destacar en algún país en concreto? ¿O empezáis ahora con el deshielo?
Bueno, en España ya hemos venido un par de veces y es un país donde tenemos nuestro público, por eso podemos hacer en Madrid y Barcelona ya salas de una dimensión interesante. En algunos países de esos que mencionaste, vamos a estar en diciembre. Fuimos ya el año pasado una vez, a Berlín, una vez a Londres y a Dublín, entonces ya los hemos visitado, y en Berlín, por ejemplo, nos encontramos con una sorpresa de un séquito de unas 150 personas, más o menos, que estaban ahí por primera vez y ya ahora damos una sala un poquito más grande, así que grata sorpresa. Y después nos escriben por Instagram, por redes, mensajes siempre de “vengan a distintos lugares”. Yo espero… Tengo fe, tengo fe en un par de lugares que vamos a volver a ver.
En “Desconfiguración Vol. 4”, varios remixes, en “New Orleans” tenéis una colaboración con Óxido, aparte de otras muchas. ¿Cómo surge y os ponéis de acuerdo con todos estos artistas?
En general, nosotros tenemos una forma de abordar lo que es “Desconfiguración”, que la idea siempre es contactar a los productores que nos gustan, que nos interesan, que admiramos, con los que hemos tenido algún tipo de vínculo, o nos interesa mucho lo que hacen, y que ellos elijan un tema, y que ese tema lo elijan para lo que quieran, básicamente. No hay consignas. Obviamente, lo que sucede, porque nosotros nos incorporamos como productores de música electrónica, pero hay lanzamientos que terminan habiendo como versiones de las canciones para el club, es lo que termina pasando, y que es una forma para nosotros muy interesante, primero de darle vida a través de la faceta más club, más raver, más pura y estrictamente electrónica del proyecto, y de canciones que terminen sonando en las bandejas de DJs, es interesante también para los DJs y muchas veces nos pasa que estamos en listas, terminás escuchando una canción que está pensada como canción de electrónica, termina sonando en una fiesta de electrónica, ¿no? Está buenísimo.
Hablando de vuestro remix, uno de vuestros temas más conocidos que es “Cicuta” junto a Trueno, habla un poco de Buenos Aires, sabe que tengo a ver… Es un tema quizás un poco incluso romántico. ¿El amor y la electrónica están reñidos o todo lo contrario?
No, no. Lejos de estar reñido. Me parece que en las pistas de electrónica suele haber una comunión de mucho amor, mucha conexión entre la gente, con la música, y entre ellos. Es como un espacio donde la gente se deja llevar. En ciertas descripciones desaparecen.
En “Desaparecer”, queréis expresar sobre lo efímero que es estar aquí, en la vida y en la Tierra, ¿es así?
Sí, un poco sí. Es algo de eso.
Y «Óxido« ¿es la canción más enigmática? repite… “mundo en frecuencias, mundo en frecuencias” ….
Sí. “Mundo en frecuencias”. Para mí también lo es.
No sé de qué habla la canción. Lo que sí sé es que… Esa canción particularmente fue escrita después de un pequeño viaje por una ciudad que se llama San Luis, que es una ciudad argentina montañosa. Y… Recuerdo que… Nada. Eh… Estaba todo bien.
En «Intacto«, por otro lado, hay como un ritmo distinto, y es un tema quizás algo oscuro, que mezcla el dolor con el placer, nunca hay paz… ¿Veis también esa ligera oscuridad que encontramos nosotros?
Si, es una canción que está como engullida en una energía un poco más oscura, desde la sonoridad, muy industrial, y una rudeza, también sonoramente y fundamentalmente. Y en lo lírico, bueno, sería muy difícil no coincidir con vos. Tiene un par de frases que sin duda nos llevan a algún lugar de pensamientos introspectivos, tal vez un poco más oscuros.
Míralos, pensamientos freudianos.
En “Nada para siempre”, todo lo demás no importa, es una canción de amor que se acabó, porque nos habla de que cada uno, cada cual con su herida… ¿Es un amor que termina?
Sí. O sea, no está muy pensado, no hay algo muy concreto atrás de eso, pero tiene un poco de esa energía de abrazar el adiós, ¿no? Por lo menos, como puede ser cualquier cosa, puede no ser un amor romántico, ¿no?, pero como que las cosas se terminan, y eso está bien, no hay ningún problema con eso. Creo que “Desaparecer”, que lo mencionabas antes también, acarrea un poco ese giro, o esa intención, por lo menos, de que, no sé, lo efímero que es la vida. Y eso está bien también, ¿viste? Por eso tiene como una parte luminosa la canción, no es que lo tome de un lado pesimista, para nada.
Sin embargo, en “Mañana” tenéis frases igual algo trágicas como: “Espérame mañana, que el mundo siga acá, todo va a estar bien”, intenta tranquilizar, tampoco es una canción excesivamente alentadora, ¿no? Porque hay un miedo a que mañana sigamos aquí.
Sí, siempre hay un miedo, ¿no?, a que… Cada época fantasea con su propio fin y es eso.
Está como en un código medio distópico, de esos miedos que están en el aire en nuestro momento con la maquinaria igual. Tiene un posicionamiento un poco irónico tal vez.
En “Kamikaze,” (que tiene un estribillo súper contagioso), a mitad de la canción le metéis un gran cambio. ¿El protagonista quiere desaparecer con la otra persona, cueste lo que cueste?
Yo no sé si quiere, creo que no puede evitarlo, es diferente. Por eso también la imagen del kamikaze es una persona que se inmola por algo, o sea, como que va hacia adelante y lo que está enfrente es su propia autodestrucción, y va hacia adelante igual, por alguna causa o no, que a veces no sabes por qué lo haces.
“Artificial”, que es la que da el título al álbum, entendemos que habla de alguien que está perdido, pero también al mismo tiempo como de la individualidad y algo de egoísmo.
Esa canción originalmente estaba pensada como una elegía, es decir, como una suerte de rezo hacia lo que sea. Y nada, después, a partir de esa idea original de rezo, de querer ir al cielo, de “¿dónde voy?”, fue como tomando prestado de algunas otras ideas y termina siendo para mí como… en el estribillo una descripción… pretende ser una abreviada descripción de época, pretende ser.
Como que cada cual es la suya y digamos como que no tomo posición respecto de eso, pero algo así como te sientes a veces.
¿Qué grupos o artistas estáis escuchando ahora.?
Somos muy variados, justo hoy hablamos de eso. Hoy tuvimos la oportunidad de debatir ese tema: ¿qué estamos escuchando?
Te puedo decir que Lucio está escuchando a Wagner, lo cual no es común, no es típico escuchar música académica. Yo ópera nunca, sí música académica. O sea, lo de siempre, lo que todos conocen: Chopin, Mozart, Beethoven … Todo eso sí. Tengo una educación en música académica bastante acotada, normal, regular. Pero estaba leyendo, no me acuerdo qué, y hablaba del mito de Tristán e Isolda, que es un mito, una leyenda nórdica. Y empecé a leer un libro sobre eso, que no terminé porque me tengo que comprar un software paper, y me acordé que Wagner tenía una de sus obras producidas sobre ese mito, y empecé a escucharlo, me lo descargué. Como siempre estoy viajando en aviones, lo escucho en la música que tengo descargada, lo estoy escuchando hace un tiempo, y estoy en el salto de Wagner, que es una ópera de tres horas. No sé, todavía no la terminé.
Es difícil encontrar horas para escuchar algo tan largo.
Yo estuve escuchando a Piazzolla, que no lo había descifrado aún. Lo conocí muchas veces en mi vida porque es un exponente argentino muy importante. Hace poco me encontré algo ahí que me convocó y empecé a escuchar mucho de él. Yo como que me obsesiono, escucho mucho de algo un tiempo, y después me puse a escuchar Piazzolla. Y ahora me pasó un poco con Depeche Mode, que es otra banda que también la tenía muy conocida, una banda muy grande que escuchaste toda tu vida, pero encontré en un par de discos algo que no había percibido de ellos y también me volví loco, lo escuché…
También un artista danés que se llama Trentemøller, que es un artista electrónico, productor, que ahora también tiene un proyecto que toca con banda sus temas. Tiene una forma de producción muy particular, muy musical, que es raro para mí encontrar esa sensibilidad en ese tipo de electrónica más de pista con tanta profundidad. Y el loco es muy bueno, es muy bueno y estoy escuchando mucho.

¿A qué película os hubiera gustado ponerle banda sonora?
A The Big Lebowski de los hermanos Coen. Hubiese sido muy difícil porque esa música es muy buena, y son muchos clásicos. 2001, o edición en español de 2001 de Kubrick.
Interestelar, sí, la de Hans Zimmer…
Buf pero hubiera sido difícil ganarle a Strauss. (risas)
Bueno, pero si hubiésemos hecho la banda sonora de Interesterlar , Hans Zimmer no hubiese hecho la banda sonora. Y hubiéramos ganado. Bueno no, hubiésemos perdido todos porque no tendríamos esa melodía.
¡Exacto!
¿Qué grupos o artistas que ya no están os hubiera gustado ver?
Todos, o sea, ¡The Doors!,
¡The Beatles.!
Me hubiese encantado ver a Charly del 84, uno del 83, ver cómo presentaba Vinilo Modernos
Sumo… Virus. En esa época, porque por ahí, no sé, yo estoy tocando ahora siempre de Maula. Pero digo, no solo de la banda. ¿En qué contexto? Buenos Aires en los 80, García, o a Virus, o a Sumo. Era el momento para estar ahí.
A Dylan en los 60. En el 65.
Cuando pasa del folk al rock, ahí ese quilombo estaba bueno.
Totalmente.
¿Qué actuaciones habéis podido ver que os sorprendieran ?
Ahora sí que te la voló, ¿no? Y yo tengo varias. Una fue cuando pude ver a Radiohead en Argentina en 2018, porque era una cuota pendiente de mi vida, no iba a poder vivir tranquilo si no los veía, y no había muchas oportunidades, así que fue un show maravilloso, el setlist fue perfecto, no faltó nada, sonaron increíbles. Me acuerdo cuando fuimos a ver a AIR, que nos pasó algo así, la primera vez que los vimos, al dúo francés.
Hace poco vimos a Justice, que es un proyecto que escuchamos un montón, nunca habíamos podido escucharlo tampoco.
Yo me acuerdo cuando vi a Dylan en el Luna Park, no, en el Gran Rex, fue en el Gran Rex 2010 y para mí fue como… Hito. Lo tenía que ver.
Yo tengo una, ahí me acordé, una que realmente fue como… salí en shock, que fue Arctic Monkeys en el Luna Park 2007, cuando habían sacado el segundo disco, porque yo era muy joven, tenía 15 años, y estaba muy fanatizado con The Strokes y Arctic Monkeys, y ellos fueron a Argentina para el segundo disco, y era una banda muy joven, tenía una energía muy joven, y te aplanaba, la aplanadora de rock.
Pero haciendo justicia, creo, un poco a la historia de la banda, un show que consideramos muy importante fue cuando por primera vez escuchamos electrónica, que escuchamos a Richie Hawtin.
Estamos hablando de 2014, 2015, y en la otra pista, la pista B, estaba Tale of Us, cuando Tale of Us no era lo que es hoy en día, probablemente, sino que era un proyecto en ascenso.
Bastante importante, sí.
Y ahora, la vuestra, aquella actuación vuestra, donde no os esperabais lo que paso…
Tuvimos, honestamente, este último tiempo, varias actuaciones que son difíciles de olvidar. Tuvimos un show muy importante nuestro hace poco en Córdoba, en Córdoba, Argentina, fue tremendo. El año pasado tuvimos un show en Obras, y en Luna Park. El Lunario en México, increíble. Bueno, Razzmatazz, dijimos, acá en España, estuvo tremendo. La fecha como… en la sala chica de Razzmatazz, pero un calor, un fuego… esa fecha fue increíble.
Primera vez en España, además, entonces eso también era muy especial. Y se llenó la sala y fue como muy fervoroso, fue una locura, no lo esperábamos para nada.
Sí. Y hay muchas, hay más.
¿Podéis contar alguna anécdota de las que se puedan publicar?
Bueno, hubo una, la primera vez, hace algunos años, que fuimos a México. Íbamos a alquilar nuestros instrumentos allá, nuestros sintetizadores, nuestros teclados, y resulta que, por una confusión, los sintetizadores que nosotros tenemos, modelo X1, X2, X3, fuera… cuando llegamos allá, a dos días del show en México, súper… estábamos ansiosos porque saliera bien, nerviosos, estábamos muy pendientes de que todo sea lo más cuidado posible, y llegamos y no había ninguno. Todos eran otros, otros sintetizadores, y es como que no son como los autos, los sintetizadores, más o menos andan todos igual. Muchas veces andan muy distinto, suenan muy distinto, así que teníamos un montón de ensayos programados que no pudimos hacer. Fuimos a casa de un productor que nos salvó de la hecatombe, y estuvimos dos días enteros encerrados en el estudio, pero grabando con sintetizadores, que no conocía, aprendiendo a usarlos, y era una cosa de locos, encerrados, sin ver el sol, conectando acá y acá para allá, detectando las luces, con sueño. Por suerte, salió todo como lo esperábamos.