ELADIO Y LOS SERES QUERIDOS

NOS OBSEQUIAN CON UN RECOPILATORIO DE SUS 20 AÑOS EN LA MÚSICA JUNTO A AMARAL, FILLAS DE CASSANDRA, PUCHO (VETUSTA MORLA) DEPEDRO, VEGA, GALA SANTOS...

ELADIO Y LOS SERES QUERIDOS CELEBRAN SUS 20 AÑOS DE CARRERA MUSICAL JUNTO A AMARAL, FILLAS DE CASSANDRA, PUCHO (VETUSTA MORLA) DEPEDRO, VEGA, GALA SANTOS.

“A mí me gustaría vivir en el pueblito de Bienvenido Mister Marshall.”

En la entrevista a Eladio podemos ver su magnífica y casi infinita colección de guitarras, de lo que estuvimos hablando un poco. Eladio nos hace el trabajo muy fácil, es casi como charlar con un viejo amigo, de los que escuchas y se pasa el tiempo rápido, aprendiendo y disfrutando al mismo tiempo.

“A mí me gustaría vivir en el pueblito de Bienvenido, Mister Marshall.”

¡Estamos de celebración!! Enhorabuena, porque 20 años en la música es de verdaderos supervivientes.  ¿Qué tal el bagaje por todo este tiempo que ha pasado?

—Bien, la verdad. A veces pienso incluso que, en cierto sentido, es perfecto. Digo: va, mira, estuvimos siempre ahí, como dice —hay una canción que sale en este disco también, que es Academia—, que dice: “cantando la vida y el amor en la medida de la media”. Digo, bueno, pues eso sirvió también para que durase ahí tiempo, ¿no? Y en cierto sentido estuvo bien tampoco haberlo petado nunca, porque pienso… justo coincidió con el primer disco —de hecho La vida y los seres queridos sale en diciembre de 2007 y mi primera hija nació en enero de 2008—, y siempre digo: guay, porque estuve, tampoco me tuve que ir de gira, y siempre me digo como: jueves y volvía el domingo y tal, ¿no? No me fui a Sudamérica tres meses nunca ni nada, y lo hubiera pasado mal porque soy bastante, bastante casero, y muy apegado a mis hijas y a mi familia. Entonces, era un plan bastante guay: siempre íbamos a tocar por aquí, por Galicia, por España, o por Portugal, pero nunca nos íbamos mucho tiempo. Y no tuve, tampoco… bueno, tuve ciertos ahogos económicos, pero bueno, más… me apretaba y más o menos sobrevivía hasta aquí. Y en cierto sentido lo veo perfecto, porque también me obligó un poco a buscar mis formas de ir hacia adelante —que acabé grabando yo los discos y tal—, y eso creo que también fue muy positivo. Hay un momento a partir del cual empezamos a hacer las cosas ya nosotros todas, y tomar el control sobre eso. Bien, total, que muy bien.

—Sí, porque 20 años de la música no son como 20 años de la vida real, comentabas que a lo largo de este tiempo no sois ni más feos ni más guapos…pero como el buen vino, ¿no? O sea, que algo habréis ganado.

—Tenía que ver con lo que te decía antes de “en la medida de la media”, quiero decir que no destacamos a un nivel físico, desde luego. No somos una joven promesa tampoco, no somos… no sé, es difícil en ese sentido clasificarnos. Y ya estamos como vividos, todos pasaron ya por mil cosas, y no somos muy el prototipo de grupo. Y más como es ahora el mercado, ¿no?

En realidad creo que estamos ya fuera, un poco fuera del juego, y eso es positivo. No estamos ahí tan… nosotros cuando vamos a tocar a cualquier sitio, pues tenemos nuestras —aunque sea en el quinto pino—, pues siempre hay gente que nos conoce, poca, pero siempre hay alguien. Y siempre con entusiasmo, nos permite un poco tener una buena media y sobrevivir, que es lo importante. Nunca tuvimos, como te decía, un momento de decir: “¡guau! un pelotazo, un súper hit”, o algo así. Hemos tenido canciones que se siguen poniendo, que resisten muy bien. Yo sigo viendo cómo —ahora te googleas y te enteras de todos los sitios donde te ponen—, ves que “ah, pues te pusieron aquí, te pusieron allá”, te ponen en una peli, en un anuncio, en una cosa, algo así. Poco a poco sobreviven bien las canciones, como tienen… era una de las cosas que queríamos demostrar con este disco. En cierto modo han sido bastante resistentes al tiempo, y que todavía están ahí y que se pueden revisar y darles una vuelta, y funcionar.

— Con seis discos a vuestras espaldas, habéis recopilado algunos vuestros temas más icónicos, pero claro, alguno se ha quedado fuera. ¿Cómo ha sido la elección?

—Es terrible, porque luego, además, fíjate: ahora tenemos que hacer —vamos a hacer, es probable, no es seguro, pero vamos a hacer— un vinilo, y hay que reducirlo, los 16 son por encima, entonces ya es como decir: “pero bueno, esta no va a ir, no puede ir, es muy larga; la otra no puede ir…”. En realidad yo empecé pensando que íbamos a poner los más icónicos, y pensé que había los que más se habían radiado o algo así, ¿no? Luego empecé a darme cuenta de que necesitaba, por los tres días que teníamos para hacerlo —teníamos como tres días centrales, y luego uno delante para una de Depedro y otro para Vega—, pensábamos: hay que hacerlo de forma que nos salgan bien a la primera, que tengamos muy claro cómo los vamos a hacer. Y entonces, primero tenía una lista como de 70 o algo así, la lista se quedó en como unos 20, pero finalmente me di cuenta de que lo mejor era coger el último concierto que habíamos dado y quitarle dos y meterle dos o así. Bueno, los conciertos son de 19 canciones, pues había que quitarle unas cuatro, y quería meter alguna canción —había pensado: “vamos a meter alguna solo con piano, por si algún día la batería no puede venir, mañana con algo de eso”— y tal. Y ahí quedó, no fue tan difícil, la verdad. Y luego eran canciones que teníamos muy, muy rodadas todas, la idea era que eran tres tomas de cada una y tenía que salir. Además, entonces, ha sido relativamente sencillo.

Debe de haber supuesto un trabajo enorme...

Si, en realidad, lo que más me estresó un poco era pensar que podía fallar cualquier cosita. Siempre les decía a los Seres Queridos unos días antes —hay unos que son profesores de música— y les decía: “hay una gripe además este diciembre, así un poco fuerte”, y les decía: “llévate mascarilla, por favor, llévate mascarilla; hay unos que van en moto, yo: – por favor, vete despacito”. Yo voy en bici a todas partes. Si me caigo y me rompo un dedo… es que se me deshace toda la pirámide. Y en el momento en que lo tuvimos todo grabado, y estaba todo, fue como un… o sea, creo que estuve en tensión dos o tres semanas, en una tensión tremenda. Muy por debajo estaba feliz, estaba contento, iban saliendo las cosas, pero estaba un poco deseando tenerlo todo.

Y luego el proceso de mezclarlo, aquí en esta habitación, fue tremendo también. De hecho, yo esperaba que me mandasen las pistas como una semana después —esto era justo a finales de año, el 27, 28 de diciembre—, y que a veces me lo manda al día… lo típico, ahora a finales de año a veces me lo manda después de Reyes. Y me lo mandó ya a los dos días, porque yo decía: “en cuanto me llegue, voy a meterlo, voy a poner las canciones en los proyectos, y ya no voy a poder salir de esta habitación”. Y mis hijas me decían: “tío…”, y no podía. Y estaba ya un poco saturado, pero no era capaz de dejarlo. Y hasta que lo acabé —pues como tres semanas o así después—, pues sí que fueron como dos meses bastante intensos… bueno, muy metido, muy metido. Luego se terminó y por fin llegó el descanso.

—En este disco colaboran grandes artistas como Amaral, Fillas de Cassandra, Depedro, Vega, Gala Santos, Pucho… Esto es un tema que no surge al azar, es decir, que es fruto de ir contactando con el resto de artistas, que coincidan las fechas, todos juntos, para poder hacer la grabación, etc…

—Sí, más que nada… A ver, era muy importante para mí que Amaral hicieran un hueco. Desde que salió esa canción —que salió en varias versiones, —, y había una primera en el primer disco ya, cuando aún éramos Elodio. En 2000… como te decía antes, en diciembre de 2007 salió. Y ya me acuerdo que ella llamó a la oficina nuestra preguntando qué grupo es este que hizo esta canción y tal, ellos iban a tocar aquí cerca, a Burela, si los podíamos telonear. Y ya hablamos con ellos, ya empezó ahí una relación que duró para siempre. Siempre me hablaba de esa canción.

Yo creo que ya cuando llevábamos 10 o 15 años, más bien, y llevábamos 5 discos o así, empecé a pensar: hay que hacer un disco con invitados. Siempre era una cosa en la que estábamos pensando. Como que eso estaría guay, tal. Y estábamos un poco esperando a que tuvieran hueco Amaral. Y, a partir de ahí, ir sacando todas. Y Vega también. Con Vega hicimos muchas veces muchas colaboraciones y estábamos muy en contacto. Con Vega hay como una especie de… no sé, no sé si llamarlo amistad, pero mucho contacto. Yo hablaba siempre, ella siempre nos echó una mano en momentos… bueno, un grupo que ya después tiene momentos que estás como en bajones, que de repente parece que todo el mundo se olvida de ti, o que te llaman menos para tocar y tal. Y siempre ahí aparecía Vega. Y decía: “Oye, ¿vienes a tocar?” o “Vamos a hacer esta canción”, o cosas así. Vega es súper… es como nuestra hada madrina. El anterior disco —este, «Academia«—, de hecho salió un poco porque ella lo gestionó todo y tal. Y siempre consideré que era un disco amadrinado por ella. Entonces, están Vega y Amaral como imprescindibles.

Pucho desde siempre, porque con Pucho compartimos mogollón de giras. Igual que, bueno, Santi Balmes, que al final no vino. También fue el primero que… Santi fue el primero que nos dijo —siempre me animó— a hacer un disco con esas canciones que estaban en el primer disco. Pero luego, bien, fue Pucho y Vetusta los que nos llevaron con ellos también de gira, y ahí crecimos mucho como grupo. Sobre todo a partir de 2010. Ahí empezamos a tocar mucho con Vetusta. Aparte, era justo cuando ellos estaban ahí explotando total. Veías el fenómeno y te quedabas alucinado. Y ese sabíamos que lo teníamos también.

Y luego Depedro fue como más… “Va a venir por aquí Depedro”. Lo conocíamos, habíamos hablado una vez con él. . Y luego Fillas de Cassandra eran muy importantes. Porque ahora hay una súper nueva ola de música en galego, en Galicia. Es como un fenómeno. Hay una especie de música casi urbana, pero con mucha raíz y tal. Y ellas representan ahora mismo un poco el top de eso. Y dije yo: las vamos a llamar, pero para que vengan le decimos que vengan, les decimos que vengan con la de Amaral... (risas). Siempre digo yo: es como un partido de futbito cuando eres chaval: llamas a uno y va tal, y si vienen más, ya empieza a apuntarse la gente.

Y la verdad que todos vinieron desinteresadamente. Flipo con las cosas que tenían que hacer: aprenderse las canciones… y todos lo hacían súperprofesionalmente. Todos llegaron, se lo sabían todo, y estaban como a nuestra orden. Era una pasada. Increíble.

Fotografía de María Pol

¿Notáis algún cambio significativo en alguno de vuestros temas en esta recopilación? Por ejemplo, “El norte”, con Vega, vuelve a reflejar la melancolía del disco Academia, que comentabas antes, pero quizá con Vega todavía aporta más melancolía en el resto de los temas.

Mira, ahí pasó una cosa muy concreta, muy concreta. Realmente, yo les pasé la canción a Vega. Con Vega siempre hacíamos “Viviendo con miedo”, era la canción que hacíamos siempre con Vega. Y esta vez, un poco, yo tenía la sensación de que “Viviendo con miedo” es muy para hacer en directo y tal, y quería hacer una versión como un poquito más rápida, más para empaquetar en un disco. Entonces dije: vamos a hacer otra. De hecho, con Vega hemos hecho dos. Tenemos una ahí guardada, que ya la sacaremos. Y le mandé la versión, y resulta que cuando llegamos al estudio me di cuenta de que se le había mandado una versión, supongo que la del disco, y estaba un tono por debajo. Entonces, ya le quedaba un poquito arriba, pero tenía que hacerla ahí, incluso dudamos si la podía hacer por arriba o por abajo. Pero lo bonito fue que empezó a hacerme unas voces, y dije: ah, pues vamos a hacer una cosa. Vamos a hacer unas voces y tal. Y las voces le dan un rollo… si las doblegan ahí, las estrofas de repente, a veces allí a dos voces, la hacen mucho más melancólica.

Era muy importante, aparte “El norte”, porque para mí Vega es como una persona del sur que viene al norte. Es como si ella conociera muy bien ese camino que recorremos los grupos cuando vamos a tocar a cualquier parte, los gallegos cuando vamos a cualquier parte a tocar, como que todo está lejísimos. Solo salir de Galicia se va tres horas. Es como: todo curvas, curvas, curvas… y de repente, en cuanto llegas a Benavente —tengo muchas canciones que hablan de eso—, al llegar a Benavente el mundo de repente se cambia totalmente y es todo plano. O hay montañas, pero se ven allí. O bueno, si vas al norte vas a Asturias, al País Vasco sí que hay. Pero en general España, Castilla y todo eso, me fascina.

A los gallegos yo creo que en realidad, por muy gallegos que somos, nos fascina mucho también ver la primera vez esa meseta. Es como un chiste que dice: ¿Cómo baja aquí la marea? Es como… ¿Qué pasa? Es muy evocador. Y esa canción habla mucho de eso. Ella tiene que conocer bien ese camino y nosotros era algo que hacíamos todos los fines de semana: ir a tocar y volver. Y el domingo volviendo era un poco el mood de esa canción. De: “jo, hemos tocado, qué bien lo pasamos, ¿cuánto durará esto?, ¿qué tal?”, no sé… es una reflexión sobre… Me gustaba mucho la idea de cuando pasas por sitios y no te paras. Siempre digo: no sé si pasa que vas en coche y dices “qué caminito más bonito, podría ir por ahí con una bici o con una moto y ver quién vive en esa casa y todo eso”. Eso me encantaría. Y tienes que seguir y olvidarlo.

En “Medidas desesperadas”, aparte de que erais Elodio, habéis puesto un punto más de velocidad. También en “Mis Europa” arrancáis con el piano y luego la arropáis con un guitarreo muy intenso, con violines. ¿Cómo hacéis este paso? Decidís: Vamos a meter un punto más de velocidad a estos temas

Pues es súpernatural, porque llevamos tocando esas canciones ya hace bastante. Esas dos, por ejemplo, precisamente sí creo que son donde se nota como un puntito más de velocidad y un puntito más de guitarra con distorsión. Pertenecen ya a cuando empezamos. No teníamos batería los primeros tres años. Llevábamos una caja de ritmos y eran ritmos muy simples, procurados, porque no era que los llevásemos pregrabados. Los llevaba yo en los pies. Llevaba una pista con un auge, “tu-pa tu-tu-pa”, y otra con “ch-ch-ch-ch”. Y lo metía en los estribillos y ya está. Entonces tenía que ser muy básico eso. Y yo tocaba la guitarra acústica de doce cuerdas. Siempre llevaba la guitarra acústica de doce cuerdas.

Hay momentos, cuando entro la batería, aún mantengo la acústica una temporada porque había otros guitarristas, pero luego, a partir de «Orden Invisible», creo que es 2014, ya me paso a estas guitarras que te enseñaba por aquí, todas de caja y así. Guitarras antiguas que a veces tienen algo entre guitarra acústica y guitarra eléctrica, pero ya le puedes meter distorsión, ya puedes hacerle cosas.

Y tanto “Mis Europa” como “Medidas” eran canciones muy para… si te fijas, son de estas canciones que realmente no tienen mucho un estribillo. Desembocan las estrofas en… desembocan en la palabra. Y a partir de ahí, cada uno puede hacer lo que quiera. Me gustaba mucho esa para DePedro porque… DePedro lo pillamos muy en el último momento, ya estaba todo cerrado, y le dije: te voy a pasar una canción en la que puedes hacer lo que quieras. No tienes ni que aprenderte nada. Hay cuatro frases al principio que, si quieres, las dices o lo que sea, y luego puedes improvisar durante toda la canción, ir creando un solo, un relatillo ahí con la guitarra, y lo hizo increíble. Era eso. Y en realidad fue natural, es como las tocamos siempre: un poco más rápidas, un poco más fuertes.

En “Algún iluminado” habéis eliminado los coros, y la verdad, en nuestro caso, no sabemos si quedarnos con la de ahora o con la antigua, porque las dos molan mucho, aunque es la misma canción, son distintas al mismo tiempo.

Esta canción, es que esta de “Algún iluminado”… ¡guau! Esa es una música, en realidad, de Jorge Ojea, que es guitarrista de Luz Casal. Yo he hecho canción para Luz Casal y tengo relación bastante con él. Y hay varias canciones en nuestra discografía que la música es de él. Ah, bueno, “El norte” también. Jorge Ojea es “Algún iluminado” y “El norte”. Creo que son las más armónicamente sofisticadas precisamente por eso, porque son de él. Y yo tenía el reto de meterle una melodía y una letra a esto… y si lo consigo ya… y en realidad los coros hubo un momento en que pensaba, o metemos un cuarteto de cuerda o metemos un coro y me hacía mucha ilusión, soy muy gospel yo, meter ahí 4 o 5 personas haciendo «ahs y ohs» y tal. Lo que pasa es que luego descubrí que para hacer coros podía coger voces y armonizarlas en postproducción, ¿no? Hacer trucos de, por ejemplo, como tenía 3 tomas, podía coger algunas voces de la segunda y algunas de la tercera. Podía hacer algunos coros para… podía llevar un pregrabado. En directo lo llevo, llevo samples que los disparos no están sincronizados ni nada, y yo cuando piso ahí… Por ejemplo, tengo como las 7 notas en ah, y en directo las voy soltando cuando digo ah, un momentazo ahí. Y lo piso y sale un ah, ah, que parece que tengo detrás una peli de Ben-Hur o algo así, o que se aparece la Virgen, algo así. Entonces lo piso ahí y entonces dije: bueno, pues violines, nos quedamos con violines, que también me hacía mucha ilusión. No cabían violines y coros, y por eso no hay a lo mejor en “Algún iluminado” coros. Hay alguna cosa parecida que intento hacer con los teclados.

Y bueno, en realidad, para mí, fíjate, yo no soy tan consciente de que se diferencie, claro. Cuando oigo el disco, sí, un día estoy aquí y lo oigo y digo: ostras, qué cosas hice en este disco, no me acuerdo de ellas. Pero digo: ostras, metí esto, qué bonito, qué guay, no me lo puedo ni creer. O lo oigo un día en un bar y digo: oh, esto es… me sorprende a mí mismo.

Decías antes que a veces cuesta un poco salir fuera de Galicia, pero ya tenéis actuaciones programadas hasta el 2026.

Sí, buen, me encanta salir, No quiero decir que no me gustaba. Siempre pensaba, cuando íbamos de gira muchos días, pensaba… bueno, eran mis hijas muy pequeñitas, las echaba de menos. Siempre fui… los gallegos que somos muy gallegos, no hay solución para esto, somos morriñeros a tope. Y sí, viajar nos encanta, somos muy viajeros, pero lo que nos gusta también es volver a casa.

Pero bueno, sí que tenemos cosas y estoy deseando, porque yo creo que a partir de… sí, más o menos, desde «Cantares,» hicimos un disco que se vendió muy bien aquí, que era de canciones clásicas gallegas y tal, y a partir de ahí empezamos a dejar de salir tanto de Galicia. Antes hacíamos… también creo que éramos más jóvenes y nos lo podíamos permitir. Íbamos y venga, a ver qué pasaba. Como te decía, me encanta Castilla, soy enamorado de Andalucía, también nos gusta mucho el norte, el País Vasco y todo eso. Estamos deseando ir.

Tenemos más de lo que aparece por ahí, pero sí, haremos cosas ya. Es que ahora los conciertos se programan para un año, ¿eh? Yo trabajo también con temas de sonido, cuando estoy por aquí, y tengo cosas para septiembre de 2026. Tenemos en enero en Madrid, en León… ahora mismo vamos a, en unos días, vamos a hacer el primero, que lo hacemos en una bodega, solo el bajista y yo. Me llaman casi todos los días y me dicen: ¿podemos hacer esto?,¿estáis todos?, ? ¡Bum!, y están saliendo cosas.

Y sobre todo, lo más importante es un concierto que tenemos aquí en casa, en Vigo, el 3 de octubre. A ver si puede venir alguno de los invitados, además. Y tenemos bastantes cosas también por Galicia.

Y ya tenía ya ganas, ¿eh?, porque llevábamos… por ejemplo, yo creo que después de la pandemia, que sacamos el disco justo como unos días antes —como le pasa a muchos grupos— tocábamos mucho en sitios pequeños, eventos privados, cosas rarísimas todo el rato, presentaciones de un vino… hacíamos muchas cosas pequeñas de las que nadie se enteraba. Y entonces tenía ganas de volver a hacer… de coger una furgoneta, ir los cuatro y ir un poco lejos, ¿no?, hacer turismo y todo eso, que me encanta.

— Galicia es uno de los motores musicales en España, donde la escena es importantísima, aporta muchísimo musicalmente a España. ¿Crees que es algo intrínseco del carácter gallego? ¿Hay mucha cultura musical en Galicia?

—Bueno, yo creo que es cierto que hay… Me pasa, por ejemplo, que es cierto que una ciudad como Vigo, por ejemplo, no es una ciudad tan… no es una ciudad pequeña. Es una ciudad con área metropolitana y con todo eso tendrá unos 400.000 habitantes. Es una ciudad grande. Pero hay días en el centro que realmente, en tres o cuatro calles, hay diez o quince conciertos. Hay mucho cantante en Vigo. Siempre digo yo esta broma: en Vigo, en Coruña también, en Santiago…

No sé si tiene que ver… Hay muchas teorías al respecto. Siempre se decía lo de la movilidad, ¿no? Porque en una ciudad tan ahí, en el quinto pino, de repente había un movimiento tan importante… No lo sé. Yo supongo que mucha gente dice que tiene que ver con el mar.

En Galicia siempre ha habido muchas orquestas —bueno, no son orquestas de estas de pueblo—. Bueno, es una de las profesiones en la que muchos músicos que tienen grupos, cuando ya no funcionan, pues se van a tocar a orquestas. Y viven de ello.

Dicen que si es que había un contacto, a través de la emigración, con Latinoamérica. Mucha gente… Por ejemplo, ahora mismo, en toda España, se están incorporando muchos ritmos latinoamericanos, mucha gente domina eso. Siempre hubo mucha relación de Galicia con Argentina, por ejemplo, con Venezuela… No lo sé. No tengo ni idea.

—Yo, por ejemplo, cuando era niño… Pues mira, que soy bastante mayor, soy del 73. En realidad no teníamos aún clase de música ni nada. Pero sí estaba rodeado ya de bastante música. Y entonces… yo qué sé, una vez, por ejemplo, vino un chico con una gaita. Yo estaba en tercero o cuarto de G.B., y ya dije: “Ah, esto es lo mío”. Y el primer instrumento que toqué, y toda la primera música que toqué, fue música tradicional en bandas de gaitas durante 5 o 6 años… hasta que llegaron los punkis y cogí la guitarra eléctrica. Pero siempre… Y había un movimiento muy fuerte a finales de los 80, fuertísimo en Galicia, de música folk, por ejemplo. Era como algo… estaba en todas partes. Así como ese rollo celta que nos tirábamos y tal, eso funcionaba que te cagas. A veces me preguntan, ¿ cómo empezaste a tocar? Yo digo: ya estaban ahí los amplificadores, los bares, las guitarras eléctricas. Quiero decir, en 1985, o sea, hace muchísimos años, era normal que un chaval de un barrio, en vez de jugar en un equipo de fútbol, pues tocase en un grupo. O sea, punkis o lo que fuera. Pero te tirabas enseguida a tocar. Era algo muy natural.

—Has comentado que cuando conseguías componer una canción era cuando te encontrabas muy bien. ¿Tienes algunas compuestas mirando un poco hacia adelante?

—Sí. Estoy ahora con dos cosas. De hecho, ahora las estaba oyendo. Tengo una… Estoy trabajando en una con Esther Zecco, que es una cantautora de Segovia, que ya hicimos también. Hay una canción en este disco que es «Tormenta». Tenemos alguna otra. Y estoy ahí con ella. Me llevan mucho tiempo. A veces estoy… realmente trabajo siempre con… con cinco o seis canciones a la vez. Y cojo una, tomo otra y tal. Y sí que tengo cosas. Y luego tengo… estoy haciendo alguna con el teclista. Y luego estoy haciendo colaboraciones con cosas.

Pero sí, sí. En realidad… Yo no planteo cosas como decir: “Vamos a hacer un disco. Venga, me voy a poner a hacer canciones, y dentro de seis meses os enseño seis o siete canciones, y dentro de un año os enseño doce y hacemos el disco.”

Yo puedo entrar en mi ordenador y voy a encontrar canciones que ni me acuerdo de ellas, y les doy una vuelta más. Prácticamente… ahora no tanto, quizá, porque me quedé un poco ahí, de este disco, le di un poco de parón a mi cabeza. Pero prácticamente todas las noches, después de cenar, me vengo aquí y hago algo. Hago alguna canción, hago ideas. A veces me quedan ahí olvidadas. Pero las tengo. Puedo buscar. Y tengo montones de canciones inéditas aquí todavía. Y algunas registradas y todo. Vamos, que para hacer discos tengo… (risas) Sí, podría.

— Sois un grupo que no tenéis excesiva presencia en las redes sociales. ¿Qué opinas sobre la velocidad que llevan ahora , la tensión a la que están sometidos los grupos nuevos de tener que estar en TikTok, en Instagram, etc…?

—Bueno, en realidad yo tuve en mis épocas… y soy bastante adicto, más como espía, me gusta mucho el móvil, lo reconozco.

Pero sí que, por ejemplo, ahora vas a tocar a un sitio y hay que hacer un vídeo, hay que hacer un poco esa comunicación. Hay que hacerla. Todo el rato hay que hacer promoción, y hay que hacerla desde casa, con el móvil. A veces está bien, a veces no te sale, a veces…

Por ejemplo, para esto es súper cómodo, para hacer entrevistas esto es una maravilla. Ahora puedes hacerlas todas. La promoción… yo, que soy mayor, recuerdo lo que era antes hacer promoción en los primeros 2000 o así. Era tremendo, era ir de emisora en emisora con una guitarrita allí y tal. Acababas agotado. Ahora no, ahora es súper fácil. Lo haces muy bien desde casa, o puedes hacer algunas presenciales, otras por teléfono, otras por Zoom, o te mandan un mail y contestas. Es más fácil.

Sí que es cierto que ahora hay como una especie de ritmo que te impone crear cosas impactantes en esos 20 segundos del scroll, y probablemente ya no estamos para eso. Somos ya un poco…

Muchas veces me pregunto: ¿por qué el grupo, aunque es un grupo que tiene buenas canciones —nunca digo yo…—, por qué no…? Porque no tiene tiempo la gente ya para esto. Para ponerse a ver todos nuestros discos, para meterse de verdad dentro del grupo, ¿no?

Entonces, sí que te imponen… hay una especie de rituales nuevos, ¿no?, de promoción y tal, que muchas veces no creo en ellos. Pero bueno, parece… no sé, no sé. Por ejemplo, en nuestro grupo, el que lleva todo esto un poco es Uka, que es el bajista, y siempre me está metiendo un poco de caña, como diciendo: “Dale, ve”, y tal. Sabes que yo… me cuesta entenderlo.

Yo, por ejemplo, siempre que digo: “Sacamos un disco”, digo: “¡Saquémoslo entero!”, ¡Yo, joder, qué rollo! ¡Yo quiero que lo hagan ya entero, sabes!

Y luego, al final, sí, sí que… un poco te das cuenta de que sí, que es probable que tengas razón, ¿no? Que realmente si sacas el disco entero, pues dura… la promoción dura de viernes a lunes. O sea, lo sacas el viernes y el lunes se acabó el disco.

Y si vas sacando singles, vas haciendo tal, las cosas te mantienen más ahí. Y aparte, claro, la gente no tiene tiempo para ver el disco entero. De repente pasan dos años y te dicen: “Ah, esta canción es tuya”. Y yo: “¡Pero si estaba en aquel disco que me dijiste que te había encantado!” (risas) Y claro, lo oyó una vez. Pero tampoco te puede dedicar tiempo. Es normal.

Todo es mucho más rápido a nivel… o sea, que es todo imágenes rápidas, hay que hacer vídeos con impacto. Y quizá ya no nos adaptamos mucho a eso, pero bueno, es lo que hay. Es, como decía, el ritmo de los mercados, y ya está.

-¿Tenéis algún sitio pendiente donde os gustaría tocar?

—Bueno, sí. Hay, por ejemplo… De España hay dos sitios a donde no hemos ido a tocar. Tres. Que son las islas. Nunca hemos ido a tocar —de turistas sí, por supuesto— ni a Mallorca, ni a Baleares ni a Canarias. Y tampoco he ido a Córdoba, que me gusta mucho, ni a Huesca. Son los cuatro sitios. A todas las demás capitales de provincia, por lo menos, o dentro de la provincia, yo creo que hemos ido a todas, absolutamente.

Me gustaría… Es un sitio, además, al que no he ido nunca. A Sudamérica. Hemos ido a… he visitado Estados Unidos un par de veces, Europa más o menos, todos los sitios, tal, pero me falta eso. Y se me va a pasar el arroz y no voy a llegar a…tiempo (risas)

Y lo curioso es que tenemos… Sí que tengo, por ejemplo, un par de… Hay un par de youtubers, de gente… Hay, por ejemplo, un chileno que hace un par de canciones nuestras. Sé que hay… Cuando veo dónde se generan derechos, veo que se genera mogollón en México, en Argentina también. Argentina me fascina, me fascina. Chile, toda la historia. Aparte, de estos… de Sudamérica, me encanta. Y siempre estoy leyendo cosas sobre todos los procesos democráticos, e incluso sobre la historia ya, o sea, precolombina y todo eso. Me encanta.

Y nada, lo tengo ahí. Esa sí que puede ser mi espinita. Y aparte, todos los gallegos tenemos mucha relación con eso, con Buenos Aires. ¡Joder, está lleno de padres con nombres españoles y gallegos, joder! Españoles, gallegos, vascos…

A ver si antes de que se acabe todo podemos hacer alguna gira por ahí. Me gustaría. Tengo muchos amigos, además. Yo creo que cuando yo estaba ahí un poco más en plan pro, no se hacía tanto. Ahora es que todo el mundo se va, y veo todos los grupos que tengo alrededor… sí hacen giras de ese estilo, por Sudamérica, o por Europa, o tal. Y a mí las veo un poco tarde. Entonces sí que nos queda esa.

Para empezar, estaría muy bien México y Argentina o algo así. Estaría bueno.

—Y hablando de espinitas… ¿Qué espinita te ha quedado clavada respecto a artistas o grupos que no has podido llegar a ver?

—Hubo uno… ¡Joder! A mí… esto no pega nada conmigo, pero yo desde niño era muy fan de Pablo Milanés. ¡Súper fan de Pablo Milanés.!

Yo creo que si alguien de verdad tuviera tiempo para investigarlo, vería que hay muchas cosas —letras y cosas— que tienen cosas de Pablo Milanés. Yo era súper fan.

Y me acuerdo que una vez… Bueno, es una anécdota muy graciosa que tengo. Yo me puse a hablar por WhatsApp con un cantautor muy mítico de aquí, de Galicia, que se llamaba Tata. Estuvimos ahí como chateando… Luego me di cuenta —él era muy amigo de Pablo Milanés—, y de hecho, Pablo Milanés tuvo hijos aquí, en Vigo. O sea, era como algo que yo estaba seguro de que iba a pasar tarde o temprano, que nos íbamos a encontrar.

Un día estoy hablando con este cantautor y me dice:

—Vamos a tocar en Coruña, si quieres venir a presentar el concierto —me dijo.

Yo me quedé alucinado.

Resulta que él pensaba que yo era Manuel Rivas —que es un escritor muy importante—. Él pensaba que era otro. Me di cuenta porque unos días antes veo en el periódico: “Lo va a presentar Manuel Rivas”, y dije yo: “Aquí pasa algo…”

Bueno, lo curioso fue que, de hecho, yo ya ni me planteé ir ni nada. Pero luego Pablo Milanés no llegó. El avión estaba llegando a Coruña, creo que era, y había el típico temporal nuestro y se dio la vuelta y no vino.

Lo tuve siempre muy cerca… O sea, lo fui a ver muchas veces. Y era una voz que siempre me fascinó, la de Pablo Milanés. Y yo decía: “Estoy a punto de un día conocerlo”. Y no descartaba incluso cantar con él. Y nada. Al final se nos murió y no pude hacerlo.

Tuve otros. Por ejemplo, Emilio Cao, que hemos tenido colaboraciones con él, que falleció hace una semana y media. Fue un bajón para todos tremendo.

—¿Cuál es la actuación que nunca vas a poder olvidar?

—Ostras, no sé… Hubo muchas. Por ejemplo, cuando hacíamos lo de ir con Vetusta, y Vetusta estaba explotando, era tremendo. Porque, claro, por un lado, todo el mundo venía a ver… Era obvio, no te venían a ver a ti. O sea, había veces que ibas a tocar y veías a gente en primera fila mirando el reloj, ¿sabes? Como: “Uf, a ver, venga… Está muy bien, pero tal.”

Pero hubo muchos de esos teloneos que fueron muy guays. Me acuerdo de uno en un sitio… yo creo que era… joder, era Málaga, estoy seguro, sí. Que fue como salir, y salimos muy a lo bestia, y todo el mundo se quedó como: ¡Buah! Y los propios Vetusta nos decían: “Tíos, ¿qué pasa?” tal… Y ahí sí que decías: “Uf, esto va a funcionar.”

Pero bueno, claro, cuando yo era un chaval y tocaba por aquí, era como una película de Raphael. Era como que salías, le dabas un guitarrazo y todo el mundo: ¡Buah! Y no estaba pasando nada. A lo mejor eran 200 personas y 100 eran amigos tuyos. Pero yo lo vivía como si fuera aquello. Recuerdo esa intensidad de los primeros conciertos. A lo mejor en grupos en los que yo ni cantaba. Yo toqué mucho tiempo al principio sin cantar. Lo mío no era… vamos, no me ponían ni micrófono para coros. Yo tenía una voz muy rara, muy grave, que no pegaba para nada. Y era una época muy de punk, o de garaje antiguo y tal, cantantes tipo Deep Purple, muy buenos, ¿no? Que ya no iba yo a hacerle… el corista tiene que ser un poco mejor que el cantante, técnicamente. Y yo era un paquete bueno cantando. Pero recuerdo esa época, montones de conciertos en el caos total. Todo cayendo a trozos, todos muriendo. Esa época era tremenda.

Yo creo que el primer concierto que di… era en una casa ocupada. Tenía yo 14 años. Y es ahora que mis hijas de 14 van a un sitio así…!! (risas), rodeado de gente súper loca, pobre, salvaje, en un sótano, en un edificio hecho polvo…Y yo viví aquel concierto como, vamos, como si estuviera hoy en día, no sé, no hay nada comparable… como si estuviera en Wembley. O sea, todo el piso temblando, a punto de venirse abajo, y la gente alucinando. Y yo solo tocaba la guitarra. Esos son los conciertos que recuerdo con una intensidad que difícilmente se volvió a repetir.

Luego sí que hay conciertos en sitios grandes que salen bien. Por ejemplo, ir a un festival y que salga muy bien, sí que los recuerdo especialmente. Pero nosotros ya, como tú bien decías, somos un grupo muy de medios tiempos.

Es algo contra lo que luchamos mucho. Durante mucho tiempo decíamos: “No podemos ser tan lentos.” Y ya un momento dijimos: “Mira, no. Esto es lo que somos. Se acabó.” Y ya, aparte, nos dimos cuenta de que los conciertos funcionaban bien igual. No se trataba de ir allí a… de: “Hacernos caso, por favor. Hacernos caso. ¡Somos cañeros! ¡Pasadlo bien!”

No. Conseguíamos más atención a veces siendo más…tranquilos. Yo he ido enfermo a tocar. Estaba teloneando a Calamaro con catarro, aquí, que tenía una amigdalitis, una fiebre… Estaba hecho una mierda, pero era una locura.

Y siempre pensaba: “Antes de subir al escenario puedo cantar 20 minutos, para no tener que anular el concierto. Es un teloneo y lo explico y tal.” Y al salir… claro, me pasé todo el concierto tan estático y tan cool, que fue un conciertazo. Y toqué los 50 minutos perfectamente. Y estaba muerto, pero… yo creo que fue como que di la impresión de que era un tío que tocaba con Calamaro hoy y mañana con cualquier otro. Para mí no era nada especial. Y se parecía súper elegante.

Y estuve todo el rato tocando sin decir nada y cantando así… No, estuvo cojonudo. Muchas veces transmites más cuando no lo pretendes. Cuando no dices: “Me voy a ganar al público.”y y la cagaste. No intentes ganártelo.

Y ellos entienden que también es una forma de respetar al público. No convertirlo en un rebaño. No decirle: “¡Venga esas palmas!” y esas cosas… No dices nada. Muchas veces un cantante puede no ser nada comunicativo y serlo. No decir nada y ser muy comunicativo.

— No sabemos si eres muy cinéfilo ¿A qué película te hubiera gustado ponerle banda sonora?

—¡Uy! Me gusta… Bueno, es que con el cine… Hombre, me gusta mucho… Ahora se me viene a la cabeza mucho La última tentación de Cristo. Porque… ¡joder!, me encantan esos » dudus» , que luego se pusieron muy de moda. Siempre que sale una película, sale Jesucristo, suena ese…

Eso se me da muy bien. Y aparte lo usé bastante en algunas canciones. Y eso me daría mucho juego.

Pero a mí, en realidad, el cine que me gusta… Me lo preguntan muchas veces. Y me lo dicen en casa mucho: “¡Joder, papá, siempre estás viendo películas viejas…!” Me gusta mucho el cine español de los 50. Lo tengo bastante dominado.

Y siempre digo que, a los que me preguntan: “¿Qué película te irías a vivir?” Y, contra todo pronóstico, digo: “A mí me gustaría vivir en el pueblito de Bienvenido, Mister Marshall.”

Un pueblo donde no pasa nada. Donde todo el mundo es más o menos… Hay uno más antipático y uno más tal… Y hay esa cosa como de que aquí… no pasa nada…bueno, un poco porque la censura en aquella época no dejaba tampoco que pasaran algunas cosas. Me relaja muchísimo ver ese tipo de películas.

Me encanta mucho el neorrealismo italiano. Somos muy —en mi casa— enamorados de Italia, vamos todos los años de viaje. Y me gusta mucho esa época del cine. También la nouvelle vague… Bueno, ahora es que mi mujer —mi novia— lleva estudiando cine unos… Y vamos, todas las noches estamos viendo grandes…películas.

He repasado cine mudo y cosas de esas que nunca hubiera repasado por mí mismo, ni loco. Y al final estás viendólas y dices: “¡Qué maravilla!”

—Y por último: ¿alguna anécdota de las que se puedan contar?

—Bueno, tengo algunas… Muchas que no, claro. Pues he ido a tocar a sitios extrañísimos. Sitios muy raros, tengo un Expediente X, un pequeñito expediente de cuando tocábamos… sí, debió de ser por el año 91. En un local de ensayo… una vez… algo pasaba en ese local de ensayo, de verdad. Que… ya sabes, aquí en Galicia, ya sabes cómo son las cosas.

Arriba, encima, había una curandera, y oíamos ruidos todo el rato, extraños, y cosas… Bueno, pasaba de todo.Una vez murió alguien del barrio, y apareció su nombre escrito en la televisión. Una televisión que había ahí apagada. Era como un garaje con cosas.

Y una vez, estaba yo delante de todo el mundo y tuve como una especie de… ¡ostras! Como una premonición… había una mesilla de noche vieja allí, y sentí que había un regalo para mí dentro. Yo sentí eso. Y, delante de todos, fui, lo abrí… y había un billete de lotería que estaba, además, como casi suspendido en el aire, entre las telarañas. O sea, se veía que llevaba allí… muchos, muchos años. Pues yo tendría 22 o 23 años. Ese billete de lotería —que lo conservo— era para el sorteo del 15 de febrero de 1973. El día que yo nací.

¡Alucinante!!!

Te lo juro. Y lo tengo. Y claro, en mi barrio —éstos son unos ludópatas— me decían: “Tienes que jugar a ese número. Esto es una señal.” Y yo nunca me lo tomé así. Siempre dije: “No, no. Esto es una señal de que… es como una señal en el camino: vas bien, por aquí.”

Lo tengo en casa. Lo conservo ahí. Lo plastifiqué y todo. Y lo tengo. Es una de esas cosas que tengo yo.Soy muy de fetiches y de cosas. Tengo también —no sé si lo cuento en el pressbook— tengo un tenedor de la Abadía de Tolema. Yo era muy fanático… bueno, me gustaba mucho la historia de Aleister Crowley, que es un mago, claro.

Bueno, que influyó mucho a Jimmy Page. Mi grupo favorito en la adolescencia era Led Zeppelin, y en la niñez me empezó a gustar. Y en Sicilia fui a la casa abandonada donde él hacía sus rituales mágicos. Y encontré un tenedor en el suelo —que supongo que no tendría nada que ver— Aparte, la casa estaba muy vandalizada y tal. Pero lo tengo. Tengo muchos fetiches. La portada del disco son laureles, porque me pedían —los que hicieron el atrezzo— cosas que me gustaban. Y decían: “¿Qué te gusta?” Y yo les decía: “Yo le echo laurel a todo.” Siempre. Mira, hasta llevo en el sombrero… una hojita de laurel.

Yo, si cuezo unos espaguetis: le echo laurel. Todo laurel. Me encanta el laurel. Es mi olor favorito. Y a veces, cuando hay ensayo, quemo aquí unas hojas de laurel antes. Como que me da… Me inspira. Como que lo limpia todo.

Compartir

Artículos relacionados

ATLANTIC FEST

YA ESTÁN AQUI LOS HORARIOS DEL ATLANTIC FEST 2025 Y TODO LO QUE NECESITAS SABER...

Alamedadosoulna  

Regresan con dos nuevos adelantos: "Algoritmo " y "Flotar"...

© NOSOLOINDE 2025  | POLÍTICA DE PRIVACIDAD  | COOKIES