L.A.

"A Modern Odyssey" el nuevo lanzamiento de L.A se ha publicado el pasado 14 de febrero Entrevistamos a L. A. , nos habla de su nuevo disco y lo conocemos un poco más.

«QUIZÁS ES EL DISCO MÁS DÍFICIL DE MI CARRERA«

PREGUNTA.- Nos has sorprendido bastante con Modern Odyssey. Diríamos que lo encontramos, desde nuestro punto de vista, el más diferente de tu carrera hasta ahora. ¿Cómo lo definirías tú?

RESPUESTA.- Esa es una buena definición. Si tuviéramos que ponerlo en un titular o algo rápido, eso sería lo que más lo define. Es el disco quizás más difícil de mi carrera, por muchos motivos. A nivel compositivo, yo creo que es en el que más esmero hemos puesto, en el que más investigación de laboratorio, de buscar sonidos…. Igual que en mi carrera siempre ha sido un poco de inercia… Yo vengo de nacer en un seno donde mis padres eran fans de los Beatles y del pop de los 60. Yo crecí, pues eso, escuchando a The Hollies, a The Who, escuchando a Crosby Stills & Nash y a los Beatles, por ponerte así rápido unos nombres. Me crié con eso en mi cabeza.

Es una banda de rock, con instrumentos, y así pasó todo hasta que empecé a hacer discos. Hasta hace prácticamente nada pensaba que no se acaba todo en una formación clásica, que no se acaba todo en los instrumentos habituales del rock. Y que hay muchas más opciones de hacer música, hacer música buena, hacer música con sentimientos, hacer música con melodías… incluso llevarlo a un directo donde no hay una formación básica de rock. Así que imagínate lo que eso supone para mí, que no tengo 20 años, son 11 discos, son casi 25 años haciendo música como L.A., más otros grupos donde he tocado batería. Llegar a un punto donde casi todo es virtual, pero que, con mucho trabajo y esmero, podemos darle sentimiento a eso.

Hacer que alguien se emocione escuchando una canción creada, a lo mejor, con 140 pistas de sonidos en capas y capas y capas. Es decir, no es solo una guitarra acústica y una voz, que lo he hecho y lo puedo volver a hacer perfectamente… incluso te digo que lo voy a volver a hacer. Pero imagínate el cambio que supone y lo raro que es este disco en mi discografía.

P.- Como te decíamos antes, nos ha sorprendido mucho, ya que hay temas que son súper bailables, como Some Other Space por ejemplo, ¿esta canción la concebiste con esa idea o te fue surgiendo?

R.- Pues mira, hemos trabajado mucho de una forma que yo nunca había hecho, que es con bases. O sea, hemos ido creando unas bases con unas progresiones de acordes a los cuales yo no estaba habituado. De ahí, para mí, el gran cambio de este disco: las melodías.

Yo siempre he trabajado con mi guitarra y mi voz, haciendo un esqueleto de canción, grabando unas demos y luego dándole forma a esa demo. Pero siempre trabajando en un mismo barrio sonoro, en un mismo barrio de cadencia de acordes, con mis acordes de siempre, cambiando un poco la cejilla, pero siempre en la misma tonalidad.

¿Qué pasa con este disco? Que nos hemos metido a probar acordes que yo o armonías que yo nunca había trabajado. Claro, aquí han tenido mucha importancia Tony Noguera, que es el productor, y Dimas Frías, que es mi batería y también productor del disco. Ellos me han ido sirviendo progresiones de acordes y bases sobre las que yo he trabajado las melodías. Y luego, una vez hecha la canción, la hemos vestido entera.

Así que aquí, para mí, la gran diferencia respecto al resto de discos es que, por primera vez, no trabajo con mi acústica únicamente, sacando las canciones. En Some Other Space, como dices, he trabajado encima de una base con un esqueleto creado, pero con una progresión de acordes y con unas intenciones que en mi discografía no tenía y que nunca había trabajado.

P.- También lo notamos mucho en Capri, que utiliza ritmos distintos, que hacen que nos traslademos a otros sitios. ¿Era tu intención?

R.-Totalmente. Capri salió… yo creo que es de las primeras que surgieron. Teniendo en cuenta que este disco ha tenido un proceso largo, de casi un año y medio, en el que hemos hecho casi tres discos. O sea, tengo unas treinta y seis canciones hechas para este disco, de las cuales han salido doce, que son las que más coherencia y cohesión tienen entre ellas.

Pero Capri es de la segunda tanda de canciones, y estaba hecha con banda. O sea, era una canción muy, muy pop… Pero no me encajaba dentro de lo que estaba saliendo para lo que ahora es Modern Odyssey. Se la pasé a Dimas, que, como te decía, es nuestro batería y productor del disco.

Dimas ha trabajado mucho en Hollywood con grandes estudios de cine. Le han encargado la música de muchos tráilers de películas, desde Han Solo hasta Aladdin. O sea, trabaja para Disney, trabaja ahora con estudios enormes. Y él está acostumbrado a que le digan: “Queremos esto arenoso, azulado y con un toque de fresa ácida”, y tiene que interpretar eso en música.

Entonces, le dije: “Oye, mira, coge Capri y llévatela a una terraza en Capri, con un Aperol Spritz, con tu Mercedes 280 descapotable en la plaza, con un traje bonito y con la persona que quieres sentada contigo, leyendo un periódico, tío”. ¿Y me lo plasmó? Pues sí. Bueno, no… lo hizo perfecto.

FOTO 3

P.- Sin embargo, aunque el disco es bastante alegre, bastante bailable, hay algunas canciones, por ejemplo, The Most Beautiful Days, que es un poco nostálgica y recuerda, desde nuestro punto de vista, que todo lo pasado fue mejor. Tiene algo de nostalgia en su letra. ¿Es así como querías que lo entendiéramos?

R.- Pues mira, sí, es una buena interpretación, porque ahora, echando la vista atrás… y obviamente, cuando estamos en el proceso de promo y entran vuestras preguntas, yo puedo reflexionar un poco más con perspectiva.

Sí que me doy cuenta de ciertas cosas que se van repitiendo en mi cancionero, como el paso del tiempo, la mirada siempre un poco atrás, hacia el pasado, a tiempos mejores, etc. Como el envejecer… Yo diría que hay como cinco puntos que se repiten periódicamente en mis canciones. Y curiosamente, el toque melancólico, que es una cosa que yo he querido intentar quitar en este nuevo disco, porque siempre ha estado muy, muy presente, como muy tristona…

Pues es curioso, porque sigue estando. O sea, como tú dices, en la canción más musicalmente positiva, de ponértela por la mañana para ir a trabajar animado, tiene un punto melancólico que te hace reflexionar. Yo creo que es una cosa que no voy a poder quitarme de encima.

P.- A White Smoke, en español podríamos relacionarlo con “fumata blanca”, ¿o no tiene nada que ver? Porque el protagonista de la canción le dice a alguien que no lo quiere amar, pero tampoco la quiere dejar. Hay un poco de contradicción ahí, ¿no?

R.- Sí, sí. Obviamente, lo de “fumata blanca” salió como una broma, porque estuvimos mirando y hay una expresión en inglés que dice que White smoke es algo indefinido, ¿no? Como que nuestra relación es White smoke, no está del todo definida, no sabemos si somos amigos, si somos pareja, si somos enemigos… Es como una cosa borrosa, ¿no? Eso es White smoke, y tira más hacia ahí.

Pero sí que es verdad que, como tantas otras, esta canción da pie a que cada uno tenga su propia interpretación, incluso que alguien le pueda dar el sentido de “fumata blanca”. (Risas…) La fumata blanca, en principio, indica cuándo han decidido quién va a ser el próximo Papa, ¿no?

Bueno, pues a lo mejor, en este caso, la fumata blanca puede ser cuando decidimos qué somos. “Somos pareja, vamos a casarnos”. Es un poco eso.

P.- ¿Y por qué el título del disco, Modern Odyssey? ¿Tiene algo que ver con el viaje de Ulises o es porque las cosas están mal?

R.- Ja,ja,ja, para mí, la odisea moderna y el concepto del disco —que tiene un trasfondo, y es lo que ahora estoy explicando estos días— parten de que, en 2018, decidí parar L.A. Me pesaba el hecho de haber tenido ya tres hijos, no poder estar en casa, las giras internacionales… y detuve L.A.

¿Qué pasa desde 2018? Que, en mi cabeza, ahora que ha pasado tiempo, lo vivo como si me hubiera ido unas horas al espacio y, al volver, aquí hubieran pasado 40 años. Es como si me encontrara con el escenario de una serie de televisión, al más puro estilo The Last of Us, pero que se llama Modern Odyssey. Es la historia de un tipo que, de repente, ha decidido irse un rato y, cuando vuelve, esto es Interstellar: aquí han pasado 40 años.

Pero 40 años, en mi opinión, dentro de la industria, que es lo que nos incumbe aquí, han sido una locura y muy negativos. Me encuentro con algo totalmente distópico, postapocalíptico, donde, de repente, parece que lo de menos es la música. ¿No te parece?

Es importante porque sigue siendo el hilo conductor de muchísimas cosas: un TikTok, un anuncio de televisión, una película de Netflix… Pero lo que antes era la música en sí, cuando salía, sin irnos muy lejos, una canción nueva de R.E.M. y se vivía como un evento, eso ha desaparecido. Lo mismo pasaba con una canción nueva de Madonna —te hablo de la Madonna de hace 20 años, no de hace 100—. Cuando salía una canción, era un acontecimiento y duraba meses.

Se mantenía, se hacía una gira, el disco salía y la gente lo vivía como si se le fuera la vida en ello. ¿Qué pasa ahora? Que ya no son hypes de meses, ni siquiera de un mes, como ha llegado a suceder, sino hypes de horas.

Así que claro, eso para mí es una odisea. Es la Modern Odyssey a la que me estoy enfrentando ahora y con la que me encontré cuando, hace año y medio o dos años, decidí volver a hacer un disco para intentar encajar en algún sitio, seguir haciendo conciertos, optar a tocar en un festival de moda o hacer una gira mínimamente decente en cuanto a afluencia de público.

Pero esto es una locura, tío. La industria es difícil de entender. Yo sigo cada día intentando estar al día con todo, pero es demasiado veloz y voraz

Ahora hay que volver a refrescar todo. Y es curioso cómo todas las herramientas de promoción se escudan y se apoyan en redes sociales. Olvídate. O sea, es que ya no hay otra… O sea, si quieres hacer música, la puedes hacer. Yo sé que puedo coger una guitarra y hacer como hice hace dos años, que me pasé… Pues hice como cincuenta y pico shows por toda España, con mi guitarra, con mi amigo manager, y nos fuimos con un coche de alquiler a tocar por todo. Y disfruté, tío, disfruté.

P.- El resto del disco se puede decir que navega entre la nostalgia y el amor, aunque es un disco más alegre, sobre todo por los ritmos que has impregnado, Sin embargo, Healer, para nosotros es la más distinta en todos los aspectos, ¿no? Tanto en lo musical como en el mensaje. Es decir, que es casi oscura. No sé si, como te digo, lo estamos interpretando bien.

R.- Sí, sí, totalmente. Totalmente. Pienso que Healer, el mensaje… Es que el tiempo no lo cura todo, tío. O sea, que el tiempo… Una vez más, volvemos a esa obsesión mía intrínseca, mi ADN, que es que el tiempo lo que hace es acabar con los soñadores. O sea, es lo que digo en la canción.

—Porque si estás toda tu vida soñando únicamente y no montas esa zapatería que querías montar, con unos zapatos hechos con restos de redes de pesca… Tronco, inténtalo, ¿sabes? Claro, yo me voy un poco a eso. Yo soy el primero que llevo, no sé, veinticinco años intentando seguir con mi sueño y pesado y pesado y pesado. Y nadie me podrá decir que no lo he intentado.

Pero el tiempo acaba contigo, el tiempo pasa, el tiempo transcurre mientras te haces un café, mientras coges un taxi, mientras te vas a dormir, mientras te vas al baño. ¿Sabes? De eso habla un poco la canción, sin ser fatalista.

P.- ¿Tienes gira preparada para la presentación del disco?

R.- Sí, obviamente estamos cerrando cosas. Hay cosas que todavía no se pueden anunciar, algunos festis y demás, pero justo, mira, el día 10 de abril estamos en Madrid, arrancando la maquinaria en el Sound Isidro. Será el primer show de la gira en la capital, con muchos nervios y muchas ganas, porque ahora hablamos del disco, pero el disco va por un lado y el directo es donde tenemos que defender el disco entero, porque suena entero en el concierto, más las de siempre, más algunas versiones, con un set diferente…

Por ahora hemos hecho un solo concierto en las fiestas patronales. Estaba petado aquello y había mogollón de fans. Tocamos el disco en directo por primera vez y funcionó como un tiro. Ahora viene la prueba de fuego, que es ir a la capital y luego seguir por toda España.

P.- Has actuado en infinidad de países, salas grandes, pequeñas, festivales… ¿Te gustaría actuar todavía en algún país o sitio? ¿Te queda alguno pendiente?

R.- Sí, claro que sí. Piensa que las giras que hemos hecho, quitando algunas actuaciones donde hemos ido ya solos, yo sigo poniendo en mi lista conciertos como uno en Londres donde fuimos solos y la sala estaba llena. Fue maravilloso, porque obviamente ha habido un trabajo previo. Hemos ido teloneando a bandas muy fuertes, hemos estado por Alemania, Italia, Bélgica… Hemos estado en muchos sitios, pero me queda el volver a esos sitios siendo nosotros los cabezas de cartel.

He tenido la suerte, por ejemplo, de ir de gira con Franz Ferdinand a México y ser los abridores, que es maravilloso porque en México, precisamente, te reciben con los brazos abiertos. A día de hoy, gracias a Dios, es el país donde más me escuchan. Donde más seguidores tengo en el mundo es en México, gracias a esas giras. Pero siempre, donde yo fui abriendo para Arcade Fire, Band of Horses… pues igual que las giras europeas, ahora me gustaría —aunque sueñas (risas), porque sigo siendo un soñador activo que hace cosas. Así que sigo soñando con poder hacer nuestras propias giras.

P.- Relacionado con tus actuaciones, ¿tienes alguna que nunca vas a poder olvidar?

R.- Pues me asaltan varias, pero por salirme de España —que obviamente aquí hemos tenido los momentos más memorables como banda, grupo y demás—, sí que recuerdo un show en Guadalajara (México), que íbamos precisamente abriendo para Franz Ferdinand y se ve que se corrió la voz. La gente empezó a escucharnos sin conocernos de nada y, cuando salimos, ¡cantaban las canciones!

Había una sala como con 3.000 personas y coreaban las canciones. Nos tuvieron como tres horas luego haciéndose fotos con nosotros, firmando autógrafos… La primera vez que tocamos en Guadalajara, claro, eso fue maravilloso, eso fue un subidón de… “¿qué es esto, no?”. Tú vas con la idea de: “Bueno, somos los abridores, ya lo hemos hecho más veces y la gente va a estar esperando al grupo grande, estarán ahí, algunos aplaudirán y tal” (que ha pasado también), pero no, ahí fue increíble. Lo pienso ahora y se me pone la piel de gallina.

P.- Algunas de tus canciones ya han formado parte de alguna banda sonora, anuncios… pero ¿a qué película te hubiera gustado ponerle tu propia banda sonora?

R.- ¡Ostras! Pues si me pongo a pensar, saldrían muchísimas, pero a voz de pronto te diría que Magnolia. Es una película que desde que la vi en el cine me dejó noqueado. Creo que la banda sonora es de Jon Brion, a quien admiro mucho, pero me veo perfectamente haciendo la música.

Incluso en cualquier película de Paul Thomas Anderson, pero también algo de Sofía Coppola. A mí haber hecho la banda sonora de María Antonieta me hubiera encantado. Esa bizarrada de coger música de los Sex Pistols y ponerla en la escena de María Antonieta comiendo pasteles… eso es maravilloso. Me pareció una vacilada de esta tipa, que la definen como una de las cineastas más innovadoras.

Así que, bueno… (risas) por citar dos: María Antonieta y Magnolia.

P.- Antes has citado a tus grupos referentes, pero…¿A qué grupo o cantante que ya no está te hubiera gustado ver?

R.- ¡Bufff! Aquí la lista es tremendamente larga, pero te diría que, a nivel familiar y considerándolo como casi un padre (risas), a Lennon. Ya no solo a los Beatles en concierto, sino a él. Haber estado en el concierto de Nueva York, en el Madison… Me lo he imaginado tantas veces que creo que estuve (risas).

P.- ¿Y tienes alguna anécdota de las que se pueden contar?

R.- (Risas) Hay de todo tipo. Partiendo de que soy muy fan de las cosas que me gustan —que muchas son cosas de actrices/actores de Hollywood y música siempre, —, tengo anécdotas con Paul McCartney, con Christopher Walken, con Joaquin Phoenix…

Pero hay una que me pasó muy graciosa. Yo estaba con mi mánager en Los Ángeles, en un hotel muy conocido. Yo estaba de promoción e iba muchísimo por Los Ángeles. En esa ocasión, era época de los Grammy y había mogollón de fiestas y reuniones. Estaba ahí con él y salimos una noche a un club cerca del hotel. Acabamos tardísimo y me daba una pereza terrible volver donde yo estaba alojado, así que dormí en la entrada de su habitación, que era una especie de bungalow. Pero dormí como en un sofá o no sé qué era.

Por la mañana, empezó a salir agua por la taza del váter. ¡Una chaladura! Dices: “¿Pero cómo puede ser que esto pase en este hotel?”. Entonces llamamos a mantenimiento (risas) y vino con un desatascador que era enorme, una especie de ventosa gigante.

Y justo aparece paseando, en albornoz y con tres chihuahuas, Steven Tyler. Tal como te lo digo. Iba buscando a uno de sus perritos, que se le había escapado. Nos ve en la puerta con el desatascador gigante y me mira (era muy temprano, a lo mejor eran las 7 de la mañana) y me dice:

—Una larga noche, ¿ehhhh…?

Me empecé a reír y le dije:

—Hemos tenido un problema con el baño…

Y él:

—¿Todo bien?

Y yo:

—Sí, sí, todo bien…

Al final acabamos buscando su perro por todo el jardín. Yo he sido fan de Aerosmith y, de repente, verlo ahí despeinado, con los perros, con su bata, que parecía más Sara Montiel, fue muy gracioso.

Aquí te dejamos el lanzamiento del nuevo disco:

Compartir

Artículos relacionados

Te di ojos y miraste las tinieblas

Irene Solá Sáez...

EL PROBLEMA FINAL

© NOSOLOINDE 2025  | POLÍTICA DE PRIVACIDAD  | COOKIES