Acepta todas sus contradicciones con algo para regresar, su nuevo álbum
julia amor no le tiene miedo al proceso. Para curarse, para ver el mundo desde una nueva perspectiva, hace falta sufrir el duelo y asumir el dolor. Sin embargo, hundirse por siempre en la pena no es la solución, y ella lo sabe. Si su primer disco, lo que pensé que era el amor, se presentaba como un cubículo en el que Julia se escondía y revisaba sus miedos en bucle, algo para regresar es lo que sucede cuando se atreve a salir de su escondite.
El nuevo álbum de julia amor nos adentra en su universo interior a través de un sonido íntimo pero expansivo y brillante. Acostumbrada a respirar el mismo aire viciado y vivir en una amplitud abrumadora, la artista pone sus emociones en perspectiva y convierte en ideas algo que en un principio solo formaban parte de su intuición. En algo para regresar, Julia narra con sinceridad su propia evolución personal hacia la plenitud.
A lo largo de nueve canciones, la artista reflexiona sobre cómo su armadura la ha alejado del mundo e incluso de ella misma, haciendo que ya no sepa quién es realmente. Al sentirse aislada y sola, lo único que ansía Julia es encontrar a alguien que pueda verla de verdad. Pero en vez de verlo con tristeza, lo hace desde el alivio. Una vez es capaz de soltar todas esas emociones que guardaba como instintos primarios, como una roca oscura y pesada dentro de su estómago, el dolor ya no mancha por completo el recuerdo.
ESCUCHA AHORA ALGO PARA REGRESAR DE JULIA AMOR
Para transmitir ese cúmulo de emociones, julia amor crea una música explosiva marcada por los contrastes de guitarras eléctricas, batería mezclada con cajas de ritmo y teclados con sintetizadores; como se aprecia en armadura, buscando unos brazos o fino y transparente. Pero su vulnerabilidad no sólo se trata desde esa intensidad, sino que también da paso a temas más intimistas y delicados; como quan et miro —una colaboración con cavinet—, sigues al sol o el cierre instrumental hacia donde vuelan los patos.
El disco cuenta con la producción de Chri Blau y Sergio Pérez, colaboradores habituales de julia. Oscilando entre el dream y el synth pop, algo para regresar asienta los pilares de ese estilo tan personal de julia amor. Cada canción muestra un nuevo lado de Julia, introspectiva, pero nunca juzgándose a sí misma. Esa mezcla de energías funciona como una metáfora clara para la aceptación de los dos extremos que la definen: el dolor y el placer, el sufrimiento y la prosperidad.
PRÓXIMOS CONCIERTOS
8 de noviembre – Valencia
Ça Revolta – Entradas a la venta
20 de noviembre – Alicante
+ Marcelo Criminal y Soleá Morente
Festival Bello Público – Entradas próximamente a la venta
22 de noviembre – TBA
4 de diciembre – Barcelona
+ Doble Pletina
Sala Vol – Entradas a la venta
SOBRE JULIA AMOR
julia amor lanzó sus primeras canciones ante la idea de hablar sobre amar con miedo, y romper una lanza a favor de la sensibilidad como un arma de transformación. Contrastes de sintetizadores y melodías bailables, con letras introspectivas y mayoritariamente tristes, moviéndose entre el synth pop y el pop rock, esta andorrana afincada en Barcelona deja claro que se mueve con comodidad en un pop de contrastes en el que melodías llenas de luz se entrelazan con letras que ahondan en nuestros miedos más profundos.
En 2024, julia amor regresó con recuerdos y promesas, EP en el que continúa con el sonido synth electrónico y bailable que la caracteriza. Después de un primer disco con el que Julia pretendía narrar su relación con el amor y sus consecuencias, su nuevo EP recuerdos y promesas llegaba de una forma mucho más liviana e intuitiva. 4 canciones eran ideas y sensaciones que se han quedado en su cabeza como un eco interminable. Pensamientos obsesivos y fantasías sobre un posible escape, siempre con una mirada melancólica aferrada al pasado. Siempre en busca de una verdad reconfortante en la que poder refugiarse de todo el ruido constante, observa, se pregunta y se cuestiona la realidad y su propia percepción.
En 2025, julia amor llega con un nuevo disco bajo el brazo, algo para regresar, en el que las emociones más profundas y el deseo de conexión guían su creatividad hacia territorios sonoros aún más expansivos.