“Hacemos canciones para bailar, pero escuchas la letra y te quieres poner a llorar”
Sobre vuestro último sencillo en 2025, “Otra Cicatriz”, ¿es el adelanto de un nuevo álbum?
Javi: Es el segundo sencillo que supone adelanto de un EP que va a salir en junio. El anterior fue en el 24.
Elena: Y la semana que viene, el día 23, sacamos el último sencillo.
Javi: Lo que pasa es que ahora, con esta filosofía que casi se impone a las bandas, como para mantener la inercia hay que tener novedades constantes… Mallo es una banda que cree mucho en el concepto de álbum, en el concepto de obras completas donde las canciones hablan entre ellas, pero nos vemos metid@s en esta vorágine donde parece que, si no lo tratas como lanzamientos independientes, pasas a convertirte en una nube de vapor a la que no le hace caso nadie.
¿Hasta qué punto la presión de la inmediatez en la que vivimos puede afectar a vuestro trabajo, las publicaciones en redes sociales, etc.?
Elena: Nosotras, como todas las nuevas bandas ahora —lo comentamos en un podcast con Samu Sobrino—, hablábamos con diferentes músicos y comentábamos los trabajos que tienes aparte de la música, ya que en los últimos años tienes que ser community manager, diseñador gráfico, creador de contenido… Muy pocas bandas tienen un equipo detrás que les hagan esas cosas, y todo esto ha derivado en contenido que tiene que crear la propia banda. Y si pones una publicación en las redes —que están cambiando todo el rato—, hacemos lo que podemos y, sobre todo, lo que nos gusta, porque si no, se convierte en una tortura.
Entendemos que a veces se necesita más tiempo para componer, depende de la inspiración del artista, ¿no?
Javi: Por ejemplo, El Diluvio nos ha dado muchísimas alegrías que no esperábamos, pero desde que empezó a componerse la primera canción pasaron 4 años hasta que el disco estuvo entero. Y es un disco que tiene mucha entidad de álbum. Eso nos costó, hubo que reflotar la banda, ya que parecía que casi había pasado a un segundo plano.
Con lo que esto nos preocupa lo justo. No somos una banda con una proyección mainstream enorme, somos gente dicharachera que no tiene problema en ponerse delante de una cámara y generar contenido, pero tampoco nos va a quitar la vida.
Volviendo a vuestro último tema, tiene un tono más optimista que vuestro trabajo anterior, que es algo más oscuro, con temas que hablan del suicidio, la muerte o malos momentos como en “Mamá, estoy bien” o “La herida”… ¿Es un cambio del grupo hacia una mirada interpretativa distinta o viene influido por momentos distintos que habéis vivido?
Javi: Yo le echaría la culpa de eso directamente a la terapia psicológica, a que en el momento de componerlo, creo que también varias personas del grupo estábamos en un momento muy oscuro, pero a base de buscar ayuda, encuentras luz al final del túnel. Y además las personas que estamos ahora en la banda favorecen este cambio.
Elena: Sí, nos lo han confirmado más personas. Una frase que Javi dice mucho al principio es: “Hacemos canciones para bailar, pero escuchas la letra y te quieres poner a llorar”. Pero cuando hablábamos de este disco con otras personas, nos decían: “Sí, es triste, pero tiene una esperanza cercana”.
Javi: “Otra Cicatriz” precisamente habla de: “He sobrevivido a esto”. No estoy bien, pero estoy en proceso de sanación. Así que es más luminoso porque al final del disco conseguimos sacar la cabeza del hoyo.
En “Alhaja” encontramos varias contradicciones —“estoy llorando pero quiero salir…”—, entre otras…
Elena: Sí, “Alhaja” cuando la escuchas al principio, o más veces, puede parecer como una canción más naïf o incluso romántica, pero la intención de la canción es hablar de ese día que estás de bajón pero sales con tus amigas por Toledo, por las calles que ya no son nuestras, porque los bares están hasta arriba de turistas, los bares donde hemos ido siempre cierran. Entonces estoy hasta las narices, pero me lo quiero pasar bien porque me lo merezco. Así que hay muchas contradicciones, porque realmente es muy confuso.
Javi: Así es. Por ejemplo, ahora puedes estar tomando un refresco y que eso esté contribuyendo al genocidio del pueblo palestino. Así que ahí tienes dos opciones: o ser terriblemente miserable, o vivir consecuentemente.
“Vida en Venus”: ¿debemos marcharnos a otro planeta?
Vida en Venus es un guiño a Bowie. A mí me gusta mucho la temática espacial, pero en este caso es una alegoría sobre el género entendido más desde una óptica queer y trans. Originariamente era una canción sobre la feminidad, pero después yo le he dado ese significado y de ahí el símbolo de Venus.
No sé si deberíamos ir a vivir a otro planeta, pero en este, deberían tener más voces las mujeres. Quizás sea esa la conclusión.
“La herida”:
Elena: Es una de las canciones, junto con “Declaración de intenciones”, que venían de la formación anterior, pero seguían siendo canciones que decían lo que queríamos expresar.
Javi: Esta canción la veíamos que cuadraba muy bien para este disco: la temática, la letra, todo encajaba. Así que, ¿por qué no íbamos a reciclarla si era coherente con el nuevo trabajo? Aparte de lo divertido que es, con una formación nueva, siendo un músico más maduro, darle una vuelta a esas canciones.
“Buenasaña” es una canción algo distinta al resto de vuestros trabajos, más bailable, con un toque de electrónica. ¿Puede volver en vuestros próximos trabajos algún tema parecido a este?
Javi: Yo creo que nunca digas nunca. Esta canción pretendía ser una parodia, tanto de un cierto tipo de músico como de discurso. Tuvo mucha mano Víctor Cabezuelo, como en toda la producción del resto del disco, y nos lo pasamos muy bien produciéndolo de esta manera. No me atrevo a encajarnos en un género; escuchamos tanta música diferente que si de repente un tema sale de maquineo y electrónica, pues tendrá que ser por ahí.
Elena: Sí que es verdad que, en comparación con el disco del 2020, El Diluvio tiene mucha menos “maquinita”, es más crudo, tiene más guitarra, pero no ha sido una decisión deliberada. Ha sido por el momento en el que estábamos y por lo que estábamos escuchando en ese momento. Igual en el próximo trabajo vuelve a haber más maquinitas.
¿Y esta canción es ironía o hay una parte de verdad?
Javi: Yo ahí creo que todas las personas que hacen críticas como la de esa canción —y me incluyo—, es gente que hace exactamente lo que dice la canción, yo incluido. También creo que, aunque es verdad ese discurso de que los medios y redes quieren mantenerte en un determinado estado de influencia para que consumas cierta cosa, opines cierta cosa, etc., es un razonamiento bastante superficial, y el hecho de exponerlo así también es parte de la crítica. También debería ser una incitación a explorar los motivos que hay detrás de todo eso.

¿Qué tipo de consenso hacéis al componer? Ya que al ser 5 componentes, seguro que tenéis opiniones distintas y gustos dispares.
Elena: Depende un poco de la canción. Solemos estar bastante de acuerdo cuando vamos diciendo: “Vale, creo que esto tiene que ir por aquí…” Por ejemplo, en el tema que sale la semana que viene, justo pasó que lo teníamos ya compuesto, y este verano descubrí Muse (risas). Era un grupo al que le tenía muchísima tirria, y a mí que me dijeran los indies que era el mejor grupo del mundo me volvía loca. Pero empecé a escucharlo tanto que me obsesioné con Muse. Entonces, llega la hora de grabar ese tema… y dije: “Sé que no pega nada, pero yo quiero meter algo como algunos temas de ellos”. Esto nos pasa muy a menudo. Sobre todo en los últimos años, hacemos prueba y a ver qué pasa. Por ejemplo, otra vez a Javi (risas) le dio por meter un solo de guitarra barroco. Bea, nuestra bajista, que es pianista y experta en barroco, dijo: “Venga, vale, hacemos un solo de guitarra barroco”. Que al final salió bien, pero podía haber salido una mierda en tarro.
Javi: Hay cosas claras, pero a veces hay barrabasadas y está claro que no. En esta formación, todos tenemos gustos diferentes, pero todo el mundo tiene voz para manifestarlos. Y por esa variedad surgen cosas muy interesantes.
¿Creéis que hay un resurgimiento musical en vuestra comunidad, Castilla-La Mancha, capitaneado por la provincia de Toledo y del que formáis parte?
Javi: Yo creo que en Castilla-La Mancha siempre ha habido muy buena música. Sí que ahora está viviendo una edad dorada, teniendo en cuenta que se vive mucho en su sitio, pero desde fuera parece que no se le da importancia. Lo que creo que falta es que la escena se reconozca fuera y que haya medios para mejorar. Por ejemplo, creo que en Ciudad Real no hay ninguna sala para tocar, en Albacete hay solo una para conciertos, en Cuenca hay algo, en Guadalajara no hay casi nada. Ese resurgimiento necesita, además de músicos y prensa musical, una infraestructura que lo soporte.
Utilizáis algo de tarot, imágenes de espadas, entre otras, en vuestras canciones. ¿Por la herencia histórica de la ciudad?
Elena: Es que solemos irnos fuera de España cuando aquí hay una imaginería enorme. Concretamente en Toledo, aquí ha pasado de todo siempre. Siendo nuestra intención poner en valor Toledo —que es la ciudad donde vivimos y donde somos la mayoría del grupo—, pues es parte de lo que nos gusta. Además, Gonzalo y Javi hacen esgrima histórica.
¿A qué película os hubiera gustado ponerle banda sonora?
Elena: Velvet Goldmine, de Todd Haynes. Va sobre la vida de Bowie.
Javi: Estamos de acuerdo.
(Risas)
Elena: ¡Eres un copiota!
Javi: Hum… Si no, a mí me gustaría ponerle banda sonora a Donde viven los monstruos.
¿A quién os hubiera gustado ver en concierto que ya no está?
Elena: A ver, mi grupo favorito de toda la historia son los Beatles, es como la catetada máxima, pero luego, por supuesto, a…
Javi: Donde coincidimos es en Bowie.
Elena: También a un concierto de Sinéad O’Connor.
Javi: Y también a Led Zeppelin en los 70. Me hubiera gustado mucho verlos en concierto. Pero lo primero que pienso es en Bowie.
¿Cuál es el concierto (hasta la fecha) que no vais a poder olvidar?
Elena: Pues yo recuerdo con mucho cariño el que dimos aquí en Toledo, en la sala Pícaro. En esa sala hay tres pisos, tienes público alrededor y fue la primera vez que tocamos el disco entero. Ya habían salido algunas canciones y, cuando tocamos “Alhaja” (Bea y yo no llevábamos in-ears), estábamos escuchando a la gente cantarla. Fue superguay porque no fue lo típico de un festival donde están tus 7 amigas delante cantando: la cantaba todo el mundo que había ido al concierto. Una sensación muy emocionante. Luego, en Navidad, tocamos en El Perro, en Madrid, y fue muy guay porque se llenó la sala, estaba muy a tope, pero el del Pícaro fue muy emocionante.
Javi: Yo estoy de acuerdo con ese, pero por decir otros dos… El concierto de La Bellota, que es un barrio de aquí, de Toledo, en el casco antiguo. Lo organiza una asociación vecinal que presenta mucha resistencia a la política turística de la ciudad. Entonces es como unas fiestas de barrio que siempre cuentan con un grupo de fuera y otro de aquí, y la banda local actúa porque la gente te quiere. Tengo un recuerdo muy bonito. Y otro en Cuenca, en una sala que se llama Los Clásicos, pequeñita, pero que trata increíblemente bien a los artistas. Se vuelcan con los músicos. Fue la primera vez que tuve la sensación de que vino mucha gente a vernos que no nos conocía, que nos descubrían por primera vez. Y que, en una ciudad de provincias, haya escena, que haya gente que vaya a descubrir grupos nuevos… Además, fue al principio de esta gira, que fue la primera vez que no perdimos dinero cuando salimos a tocar (risas).
Por último, ¿tenéis alguna anécdota que contarnos?
El verano pasado tocamos en Villa Manrique, en el ciclo Living Rural. Tuvimos que llevar, aparte de todo el equipo, una silla de Quechua porque Gonzalo, el guitarrista, justo el día de antes se había roto el pie con un escudo. Le había caído un escudo en el pie. No conseguimos ninguna otra silla y no podía estar de pie. Entonces estábamos todas en el escenario, puestísimas, y Gonzalo con la silla de Quechua y la pierna subida en el mango, tocando. En las fotos del concierto se ve a Gonzalo con el pie al aire, con el dedo roto, y durante todo el viaje iba con el pie en alto, encima de las guitarras porque no podía. Justo fue la misma semana que grabamos con Radio 3, y menos mal que fue después y no cuando grabamos en RTVE (risas).
Javi: Pues a mí se me ocurre un concierto que dimos a las 5 de la tarde en mayo. Nuestra bajista dio el concierto entero, pero nada más dar la última nota se nos acercó y nos dijo: “Creo que me desmayo”. Le había dado un golpe de calor. Menos mal que estaba la ambulancia al lado y la pudieron atender. Ahora lo recordamos y nos reímos mucho, pero por favor, gente que organiza conciertos en verano: no pongáis a los músicos a tocar a las 5 de la tarde al sol (risas).