CARENCIAS AFECTIVAS

DESATAN 'LA VENGANZA DE MOCTEZUMA': UN TERCER ADELANTO PARA ENFRENTAR EL FUTURO

CARENCIAS AFECTIVAS DESATAN ‘LA VENGANZA DE MOCTEZUMA’: UN TERCER ADELANTO PARA ENFRENTAR EL FUTURO

Carencias Afectivas publican ‘La Venganza de Moctezuma‘, su tercer adelanto: una oda a la ruptura y al vértigo del cambio

Tras el doble estreno con ‘Alcaldesa’ y ‘Un buen montañés’, Carencias Afectivas vuelven a la carga con ‘La Venganza de Moctezuma’, el tercer adelanto de su esperado primer disco, editado de la mano de Balaunka y Emerge.

La canción abre con un homenaje explícito a ‘Just Like Honey’ de The Jesus and Mary Chain, una de las influencias más claras en el sonido del grupo. Esa reverencia inicial da paso a una composición cargada de melancolía, distorsión y pulsión, donde la banda vuelve a demostrar su capacidad para transformar las contradicciones emocionales en energía sonora.

«Cuando la comodidad incomoda, cuando la inercia te lleva en una dirección dudosamente correcta, romper con todo se convierte a veces en la única vía posible», explican los integrantes de Carencias Afectivas. «Pero empezar de nuevo siempre tiene un precio», apuntan.

‘La Venganza de Moctezuma’ habla precisamente de ese instante en que la duda nos corroe, el dolor nos paraliza y el futuro nos aterra. Una canción que encarna el momento previo al salto al vacío: cuando el cuerpo pide cambio, pero la mente teme las consecuencias.

Con este lanzamiento, Carencias Afectivas van consolidando su universo musical que combina la crudeza de sus letras y la ironía. Además de representando a una generación marcada por la incertidumbre, la falta de pertenencia y la necesidad de reinventarse.

Tras ‘Alcaldesa’ y ‘Un buen montañés’, ‘La Venganza de Moctezuma’ llega como una catarsis emocional, el punto de inflexión de un disco que promete seguir explorando las luces y sombras del desencanto contemporáneo.

Carencias Afectivas nacen casi sin querer, un mes antes de que estalle una pandemia que los obliga, además, a seguir currando. Cuatro colegas que se juntan a hacer ruido y terminan formando una banda que, como casi todas las cosas buenas, siempre llega tarde a todo. Pero si algo tienen claro es que sus directos no admiten medias tintas: son a la música lo que el bus exprés al aeropuerto —un trayecto sin paradas, que te deja mareado, medio cabreado, pero justo a tiempo para despegar.

La banda está compuesta por Julio Teigell (bajo), madrileño de nacimiento, cántabro de vocación. Se peleó con el piano hasta que lo cambió por el bajo, donde encontró su sitio definitivo. Algún coro suyo se cuela en las canciones; Juan Casado (vocalista), voz, letra y cordura. También guitarrista, para desgracia de sus compañeros, que insisten en que deje de tocar y se dedique a hacer el ñu; También está Juan Margallo (guitarra), tan cántabro como melancólico. Mejor ruidista que guitarrista, mejor gritador que cantante, y letrista prolífico en sus bajones, que son frecuentes. Cuando a Juan le va mal, a Carencias les va bien. Y Javier Herrero (batería), almeriense de estadio empeñado en tocar flojo, aunque rara vez lo logra. Sus gestos golpeando cacharros en el escenario son ya postal de la noche madrileña.

Con influencias de Mujeres, Los Planetas, Triángulo y Perro, además de algún guiño al noise británico de los 90 y hasta un ramalazo punk.

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